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Croquetas de Jamón Caseras: El Secreto para que queden SÚPER CREMOSAS (¡Con Queso!)

Croquetas de jamón y queso caseras, doradas y crujientes, servidas en un plato y listas para comer.

¿Quién puede resistirse a unas buenas croquetas de jamón? Crujientes por fuera, increíblemente cremosas por dentro... son la tapa estrella, el aperitivo perfecto y un recuerdo delicioso de la cocina de nuestras abuelas. Pero lograr esa textura soñada y que no se abran al freír puede parecer un arte reservado para unos pocos.

¡Pues se acabó el misterio! Hoy te traemos la receta definitiva para unas croquetas de jamón caseras y extra cremosas, con un toque especial de queso fundido que las lleva a otro nivel. Te guiaremos paso a paso, desvelando todos los secretos de la bechamel perfecta y los trucos para una fritura de escándalo. Prepárate para triunfar y para que te pidan la receta una y otra vez. ¡Manos a la masa (de croquetas)!

¿Por qué estas Croquetas de Jamón y Queso son Especiales?

Estas no son unas croquetas cualquiera. Su secreto reside en:

  • Cremosidad Extrema: Te enseñamos el secreto de una bechamel suave, sedosa y llena de sabor.
  • Sabor Intenso y Equilibrado: La combinación del jamón de calidad con el toque justo de queso fundido es simplemente irresistible.
  • Receta Infalible: Con nuestros trucos y consejos detallados, dirás adiós a las croquetas que se abren o quedan secas.
  • Perfectas para Congelar: Prepara una buena tanda y ten siempre a mano estas delicias para cualquier ocasión.
  • El Aperitivo Perfecto: Ideales para cualquier reunión, desde una cena informal hasta una celebración especial.

📝 Ingredientes para unas Croquetas de Jamón y Queso Inolvidables

Para unas 30-40 croquetas (dependiendo del tamaño) necesitarás:

Ingredientes para Croquetas de jamón y queso cremosas: jamón, queso, leche, harina, mantequilla, cebolla, huevo y pan rallado.

Para la Bechamel y el Relleno:

  • Jamón Serrano o Ibérico: 100-120 g, de buena calidad, picado muy fino (en trocitos pequeños que se noten).
  • Queso que funda bien: 50-70 g, rallado o en trocitos muy pequeños (semicurado, emmental, gouda o una mezcla. Evita quesos demasiado frescos o acuosos).
  • Cebolla pequeña: 1 unidad (unos 80-100 g), picada muy muy fina (brunoise).
  • Mantequilla sin sal: 70 g.
  • Harina de trigo común (todo uso): 70 g.
  • Leche entera: 750 ml - 800 ml, es importante que esté tibia o a temperatura ambiente.
  • Nuez Moscada: Recién rallada, al gusto.
  • Pimienta Blanca Molida: Al gusto.
  • Sal: Con mucha precaución, ya que el jamón ya aporta bastante.
  • (Opcional) Un chorrito de aceite de oliva virgen extra para pochar la cebolla.

Para el Rebozado y la Fritura:

  • Huevos grandes: 2 o 3 unidades.
  • Pan Rallado: Fino y si es un poco crujiente, mejor aún.
  • Aceite para Freír: Abundante aceite de oliva suave o de girasol.

Dificultad: Media (la bechamel requiere atención)

Porciones: 30-40 croquetas

Tiempo de preparación (bechamel y formado): 1 hora

Tiempo de enfriado de la masa: Mínimo 4-6 horas (ideal toda la noche)

Tiempo de fritura: 2-3 minutos por tanda

✅ Cómo Hacer Croquetas de Jamón y Queso Paso a Paso

  1. El Secreto de las Croquetas Perfectas: La Bechamel Cremosa

    1. Prepara la "Mise en Place": Antes de encender el fuego, asegúrate de tener todos los ingredientes listos: el jamón y la cebolla picados muy finos, el queso rallado, la mantequilla y harina pesadas, y la leche tibia (puedes calentarla ligeramente en un cazo o en el microondas, sin que llegue a hervir; esto facilita su integración y ayuda a evitar grumos).
    2. Pochar la Cebolla (Opcional, pero ¡Muy Recomendado!): En una sartén amplia y de fondo grueso, o una cazuela baja si prefieres, pon la mantequilla a derretir a fuego medio-bajo. Si quieres, puedes añadir un chorrito de aceite de oliva virgen extra junto con la mantequilla; esto ayuda a que la mantequilla no se queme tan fácilmente. Cuando la mantequilla esté completamente derretida y comience a burbujear suavemente, añade la cebolla picada muy fina. Sofríela lentamente, removiendo de vez en cuando con una cuchara de madera, hasta que esté transparente y muy blanda, sin que llegue a tomar un color dorado intenso (esto podría llevar unos 10-15 minutos). Este pochado lento es clave para un sabor suave y dulce en la bechamel.
    3. Incorporar el Jamón: Añade el jamón picado finamente a la sartén con la cebolla pochada. Sofríelo durante un par de minutos, removiendo para que se mezcle bien y suelte parte de su grasa y todo su aroma. Ten cuidado de no cocinarlo en exceso para que no se seque ni se ponga demasiado salado.
    4. Formar el Roux (Cocinar la Harina): Añade la harina de golpe sobre el sofrito de cebolla y jamón. Con una cuchara de madera o unas varillas, remueve enérgicamente y de forma constante durante unos 2-3 minutos a fuego medio-bajo. Este paso es fundamental: estamos cocinando la harina para quitarle el sabor a crudo y formar lo que se conoce como "roux", que es la mezcla de grasa y harina que espesará nuestra bechamel. Verás que se forma una especie de pasta densa que se despega de los bordes de la sartén.
    5. Añadir la Leche (Poco a Poco, el Momento Crítico): Este es el paso más importante para conseguir una bechamel lisa y sin grumos. Retira la sartén del fuego un momento (o baja el fuego al mínimo absoluto). Vierte un pequeño chorro de la leche tibia (aproximadamente 1/4 del total) sobre el roux. Inmediatamente, remueve muy vigorosamente con unas varillas, deshaciendo cualquier posible grumo, hasta que la leche se integre por completo y obtengas una pasta espesa y homogénea. Una vez bien integrada esta primera parte, añade otro poco de leche y repite el proceso: remueve enérgicamente hasta integrar. Continúa añadiendo la leche tibia poco a poco, en pequeñas tandas, asegurándote de que cada adición se integra completamente y la mezcla vuelve a estar lisa antes de añadir la siguiente. No dejes de remover en ningún momento. Al principio puede parecer que se forman grumos, pero con paciencia y removiendo con energía, se disolverán.
    6. Cocinar la Bechamel hasta su Punto: Una vez hayas incorporado toda la leche y tengas una mezcla homogénea y sin grumos, vuelve a poner la sartén a fuego medio-bajo. Sazona con una pizca de sal (recuerda que el jamón ya es salado, así que prueba antes de añadir mucha), un poco de pimienta blanca molida y una buena cantidad de nuez moscada recién rallada al gusto. Cocina la bechamel, sin dejar de remover constantemente con las varillas o una cuchara de madera (prestando especial atención al fondo y los bordes para que no se pegue ni se queme), durante un mínimo de 10-15 minutos, incluso 20 si tienes paciencia. Este tiempo de cocción prolongado es crucial para que la harina se cocine completamente, la bechamel pierda cualquier sabor a crudo y adquiera la textura espesa y cremosa deseada. Bechamel cremosa para croquetas de jamón y queso espesándose en un cazo mientras se remueve con varillas.

      ¿Cómo Saber si la Bechamel está en su Punto para Croquetas?

      La bechamel para croquetas debe ser bastante espesa, pero aún cremosa. Una buena prueba es pasar una cuchara por el fondo de la sartén: si se ve el fondo durante un par de segundos antes de que la bechamel lo cubra de nuevo, está casi lista. Otra señal es que, al levantar una porción con la cuchara y dejarla caer, debe caer lentamente, casi en bloque, no debe gotear como una salsa ligera. Al probarla (con cuidado de no quemarte), no debe tener ningún regusto a harina cruda.

    7. Añadir el Queso Fundente: Cuando la bechamel esté en su punto óptimo de espesor y cocción, retira la sartén del fuego. Añade el queso rallado o en trocitos pequeños. Remueve bien con la cuchara o las varillas para que el queso se funda con el calor residual de la bechamel y se distribuya de manera uniforme por toda la masa.
    8. Enfriar la Masa Correctamente: Vierte la masa caliente de las croquetas en una fuente amplia y relativamente poco profunda (una bandeja de horno pequeña o una fuente de cristal grande funcionan bien). Extiéndela de manera uniforme. Para evitar que se forme una costra dura en la superficie al enfriarse, cubre la masa directamente con film transparente, presionando suavemente para que el film quede en contacto con toda la superficie de la bechamel, sin dejar bolsas de aire. Deja que la masa se enfríe completamente a temperatura ambiente y luego métela en la nevera. Necesitará un mínimo de 4-6 horas de refrigeración para que se ponga firme, aunque lo ideal es dejarla reposar de un día para otro. Cuanto más fría y compacta esté la masa, más fácil será de manipular y formar las croquetas sin que se deformen.
  2. Formado, Rebozado y Fritura: ¡A por el Crujiente Perfecto!

    Formado de las Croquetas:

    1. Una vez que la masa de las croquetas esté bien fría y firme, es el momento de darles forma. Puedes ayudarte de dos cucharas soperas para coger porciones de masa y darles forma, o hacerlo con las manos. Si usas las manos, úntalas ligeramente con un poco de aceite de oliva o humedécetelas con agua fría; esto evitará que la masa se pegue demasiado.
    2. Coge porciones de masa del tamaño deseado. Un tamaño estándar es de unos 4-5 cm de largo, pero puedes hacerlas más pequeñas para un aperitivo o un poco más grandes si lo prefieres. Dales la forma clásica alargada y cilíndrica, o redonda si te resulta más fácil. Intenta que todas las croquetas tengan un tamaño y grosor similar para asegurar una cocción uniforme durante la fritura. A medida que las vayas formando, colócalas ordenadamente en un plato o bandeja grande.

    El Rebozado Perfecto (¡Adiós Croquetas que Explotan!)

    1. Prepara tres platos hondos o recipientes anchos. En el primero, pon los huevos batidos (añade una pizca de sal a los huevos si quieres). En el segundo, pon abundante pan rallado fino. Si quieres un extra de protección y adherencia, puedes poner harina de trigo en un tercer plato para un primer paso.
    2. El orden clásico es: harina (opcional, para secar la superficie de la croqueta), huevo batido y finalmente pan rallado.
      • Pasa cada croqueta primero por harina (si la usas), sacudiendo el exceso.
      • Luego, sumérgela completamente en el huevo batido, asegurándote de que quede bien cubierta por todas partes. Deja que escurra ligeramente el exceso de huevo.
      • Finalmente, pásala por el pan rallado, cubriéndola por completo y presionando suavemente con las manos para que el pan se adhiera bien y forme una capa uniforme y compacta. Este paso es crucial para crear una barrera protectora que evite que las croquetas se abran al freír.

    Truco Pro para un Extra de Crujiente y Seguridad:

    Para un rebozado aún más crujiente y resistente, puedes hacer un doble rebozado. Después del primer rebozado (huevo y pan rallado), vuelve a pasar la croqueta por huevo batido y de nuevo por pan rallado. ¡La diferencia se nota!

    Croquetas de jamón y queso caseras formadas y rebozadas en pan rallado, listas para freír sobre una tabla de madera.

    La Fritura Ideal para Croquetas Doradas y Enteras

    1. En una sartén honda, un cazo o una freidora, calienta abundante aceite de oliva suave o de girasol a fuego medio-alto. Debe haber suficiente cantidad de aceite como para que las croquetas queden, al menos, sumergidas hasta la mitad, o idealmente que floten ligeramente sin tocar el fondo.
    2. La temperatura del aceite es absolutamente clave para una fritura perfecta. Si el aceite está demasiado frío, las croquetas absorberán mucha grasa, quedarán aceitosas y es muy probable que se ablanden y se deshagan. Si, por el contrario, el aceite está demasiado caliente, se dorarán (o quemarán) muy rápido por fuera mientras el interior permanece frío, y también aumenta el riesgo de que se abran de golpe. La temperatura ideal para freír croquetas es de unos 175-180°C (347-356°F). Si no tienes un termómetro de cocina, puedes hacer la prueba de la miga de pan: echa una pequeña miga de pan al aceite; si se dora rápidamente (en unos 15-20 segundos) sin quemarse y sube a la superficie rodeada de burbujas, el aceite está listo.
    3. Fríe las croquetas en tandas pequeñas, de unas 4-6 unidades a la vez, dependiendo del tamaño de tu sartén. No llenes demasiado la sartén, ya que esto haría bajar bruscamente la temperatura del aceite y estropearía la fritura.
    4. Introduce las croquetas con cuidado en el aceite caliente. Dales la vuelta con una espumadera o unas pinzas a mitad de la fritura para que se doren de manera uniforme por todos lados. El tiempo total de fritura suele ser de unos 2-3 minutos por tanda, o hasta que estén bien doraditas y crujientes por fuera.
    5. Una vez fritas, sácalas con una espumadera, escurriendo bien el exceso de aceite, y colócalas sobre un plato o bandeja forrada con papel de cocina absorbente para que suelten la grasa sobrante. Croquetas de jamón y queso caseras, doradas y crujientes, apiladas en un plato listas para disfrutar.

⭐ Consejos y Trucos Adicionales para unas Croquetas de Jamón y Queso de Campeonato

  • Calidad de los Ingredientes: No nos cansaremos de repetirlo. Utiliza un buen jamón (ibérico o serrano de calidad le dará un sabor espectacular) y un queso que te guste y que funda bien. La leche entera, fresca y de buena calidad, también contribuye a una bechamel más cremosa y sabrosa.
  • Paciencia con la Bechamel: Es el alma de la croqueta. No tengas prisa al cocinarla. Remover constantemente y cocinarla el tiempo suficiente (esos 10-20 minutos una vez incorporada toda la leche) es el verdadero secreto de su cremosidad y buen sabor, y evita el temido gusto a harina cruda.
  • Enfriado Óptimo de la Masa: Es IMPRESCINDIBLE que la masa de las croquetas esté muy fría y firme antes de intentar formarlas. Esto no solo facilita el trabajo, sino que también ayuda a que mantengan su forma durante la fritura y a que no se abran. Las prisas aquí son malas consejeras.
  • No Manipular en Exceso la Masa al Formarlas: Una vez fría, la masa será manejable. Al formar las croquetas, intenta no "amasarlas" o trabajarlas demasiado con las manos, ya que esto puede hacer que pierdan aire y queden menos ligeras y más densas.
  • Congelación Exitosa:
    • Para congelar la masa antes de formar: Una vez fría, puedes guardar la masa de bechamel en un recipiente hermético en el congelador durante 1-2 meses. Para usarla, descongélala lentamente en la nevera (puede tardar 24 horas) y luego procede a formar y rebozar las croquetas.
    • Para congelar las croquetas ya formadas y rebozadas (método recomendado): Una vez que tengas todas las croquetas formadas y rebozadas, colócalas en una bandeja o plato grande sin que se toquen entre sí. Mételas en el congelador. Cuando estén completamente congeladas (después de unas 2-3 horas), ya puedes pasarlas a una bolsa de congelación bien cerrada o a un tupper. Así evitarás que se peguen entre ellas y podrás sacar solo las que necesites. Aguantan bien unos 3 meses.
    • Cómo freír croquetas congeladas: ¡No es necesario descongelarlas! Fríelas directamente congeladas en abundante aceite caliente (quizás a una temperatura ligeramente inferior que para las frescas, unos 170°C, para darles tiempo a descongelarse por dentro sin quemarse por fuera). Hazlo en tandas pequeñas y fríelas durante un poco más de tiempo que las frescas, unos 4-5 minutos, hasta que estén bien doradas por fuera y completamente calientes y cremosas por dentro.

❓ Preguntas Frecuentes (FAQ)

¿Por qué se me abren las croquetas al freír?
Esto puede ocurrir por varias razones: la masa no estaba lo suficientemente fría y firme; el rebozado no estaba bien adherido o era demasiado fino (un doble rebozado ayuda); el aceite no estaba a la temperatura correcta (demasiado frío hace que absorban grasa y se ablanden, demasiado caliente de golpe puede hacer que exploten); o freír demasiadas croquetas a la vez, lo que enfría el aceite. Asegúrate de que la masa esté bien fría, el rebozado sea compacto, y el aceite tenga la temperatura adecuada y fríe en tandas pequeñas.
Mi bechamel siempre tiene grumos, ¿qué hago mal?
El truco principal es añadir la leche tibia (no fría ni hirviendo) muy poco a poco sobre el roux (mantequilla y harina cocinada), especialmente las primeras adiciones. Retira la sartén del fuego o baja el fuego al mínimo al empezar a añadir la leche y remueve vigorosamente con unas varillas hasta que cada porción de leche se integre completamente antes de añadir la siguiente. Si a pesar de todo te quedan algunos pequeños grumos, puedes intentar pasar la bechamel por un colador fino o, como último recurso, darle un golpe muy corto con una batidora de mano (con cuidado de no introducir demasiado aire).
¿Puedo hacer las croquetas de jamón y queso al horno en lugar de fritas para una opción más ligera?
Sí, puedes hornearlas, aunque la textura no será exactamente la misma que la de una croqueta frita tradicional (quedarán menos crujientes). Para hacerlo, precalienta el horno a unos 200-210°C (unos 400°F). Coloca las croquetas ya rebozadas en una bandeja de horno forrada con papel vegetal, separadas entre sí. Pulverízalas ligeramente con aceite en spray o úntalas con muy poquito aceite usando un pincel. Hornéalas durante unos 15-20 minutos, dándoles la vuelta con cuidado a mitad de cocción, hasta que estén bien doradas por fuera y calientes por dentro.
¿Qué tipo de queso es el mejor para estas croquetas para que queden cremosas y con buen sabor?
Busca quesos que fundan bien y tengan un sabor que te guste y complemente al jamón, pero que no sean excesivamente grasos o acuosos, ya que podrían alterar la textura de la bechamel. Opciones excelentes son un buen queso semicurado (manchego, por ejemplo), emmental, gouda, o incluso un cheddar suave. Rállalo o córtalo en trocitos muy pequeños para que se distribuya bien y se funda fácilmente con el calor de la bechamel. Si te gustan los sabores más intensos, un toque de queso azul desmenuzado puede ser espectacular, pero úsalo con moderación.

Con esta receta y estos consejos, estás más que preparado para convertirte en un auténtico maestro croquetero. Estas croquetas de jamón y queso no solo son una verdadera delicia para el paladar, sino que también son una muestra de cariño y dedicación que puedes compartir con tus seres queridos.

¡A disfrutar de unas croquetas caseras espectaculares!

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